Y llega septiembre.
Y con él, la vuelta al cole, un momento repleto de emociones, de cambios y de nuevos comienzos.
Yo veo nuevas aventuras, nuevas ideas, nuevas oportunidades, nuevas ilusiones… que enfoco en un espacio que deseo llenar de risas, de sueños, de besos, de abrazos… de magia.
Pero no todos/as lo ven igual.
Puede ser también un mes complicado para muchos/as niños/as y para muchos padres y madres.
Estoy segura que estáis nerviosos/as, incluso más que los propios peques, pero es muy importante que mostréis vuestro entusiasmo y seguridad ante este proceso de cambio. Si os cuesta gestionar las emociones e incertidumbres de este proceso a ellos/as mucho más. A veces incluso se mezcla con el síndrome postvacacional y con la propia vuelta al trabajo, esto hace aumentar el estrés en los hogares. Y es que las vacaciones suponen un gran cambio de rutinas para los peques que luego se les hace un poco cuesta arriba el volver a adaptarse al ritmo de la escuela.
Mi peque comienza el cole, ¿Qué puedo hacer?
1. Adapta los horarios de forma progresiva: el sueño y los nuevos retos no son buenos amigos. No podemos pasar de un día a otro de levantarnos a las 10:00 de la mañana a levantarnos a las 8:00. Incluso en las comidas, son los horarios que más varían en vacaciones: sueño y alimentación.
2. Positivismo: Afloran emociones como el enfado, la frustración, la tristeza… Hablar del cole en tono positivo. Hacerle ver que ir al cole es divertido, que va a conocer nuevas personas y experiencias, que va a hacer nuevos amigos y va a jugar a cosas nuevas… es fundamental para su tranquilidad.
3. Conocimiento previo: Pasarse por el colegio antes de comenzar el curso. Si no es posible entrar, verlo desde fuera: explicarle qué es el patio y para qué sirve. Decirle cómo se llama su maestra/o.
4. Ir con ellos a comprar el material escolar, que se encargue de poner su nombre… Eso les hace sentirse mayores y parte importante en la toma de decisiones.
Pero, ¿Y cuándo entran por primera vez en el cole?
Periodo de adaptación escolar: Sí . O, Periodo de adaptación escolar: No
Los peques son seres en formación que no tienen todavía unas bases emocionales para digerir según qué sucesos, por ello deberemos de darles apoyo y confianza para que aprendan a gestionar la frustración, el temor, la ira… Pero, si en nuestro trabajo tenemos un periodo de adaptación, ¿por qué ellos/as en el colegio no?
Nos presentan a los compañeros/as con los que vamos a trabajar. A los niños/as también, pero ellos aún no son capaces de establecer relaciones de confianza que les de seguridad como los adultos, así que necesitan una figura de apego (madre, padre, abuelo…) hasta que son capaces de sentirse a gusto entre compañeros/as.
Todos nuestros compañeros (normalmente) sonríen y nos dan la bienvenida. A los niños les sonríe su maestro/a, sus compis están en su misma situación y no suelen estar muy por la labor.
Nos acompañan a nuestro puesto de trabajo y nos explican qué esperan de nosotros. A los niños/as, si no se les hace el periodo de adaptación, nadie de confianza les acompaña.
Estamos unos días con alguien de referencia que nos explica cómo es el trabajo, nos resuelve dudas, nos da tranquilidad en ese nuevo espacio. A los niños/as que hacen periodo de adaptación les puede acompañar su figura de apego. Los que no lo hacen no tienen a nadie que les aporte esa tranquilidad los primeros días.
Muchos no entienden qué hacen ahí.
Pero aun habiendo evidencias de los beneficios de este periodo de adaptación, o no existe o es imposible de conciliar la vida laboral con la familiar, gracias a un sistema que sitúa en el centro a las empresas y se olvida de las personas y más en concreto de los niños/as que, insisto, son los ciudadanos/as del futuro.
Pero ya este tema da para otra entrada.